Nunca pensé que en pocos días tendría tantos recuerdos impensados. Primero fue la planta de naranja lima de Maru, que me permitió volver a sentir el olor de esa fruta particular, que pocas veces se puede encontrar en Mendoza. Me devolvió el sabor y los recuerdos de dos años de infancia en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, donde nada era más placentero que cortar la fruta fresca del jardín y disfrutarla hasta el hartazgo.
La segunda sorpresa me atrapó desprevenida hoy por la mañana, cuando a las 8 abrí la ventana y vi todo cubierto de nieve. El manto blanco me hizo recuperar sensaciones escondidas. Me trajo la imagen de mis abuelos jugando conmigo. Me llevó a la foto en Puente del Inca con ponchos y gorros junto a mis primos, lanzándonos bolas gigantes. Mi hijo descubrió lo que él llama "el señor invierno". Qué más puedo pedir hoy. Nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario