miércoles, 15 de julio de 2009

El horno está para bollos

Justo ahora, que le había tomado el gusto a amasar, como lo hacía mi abuela y como lo hace mi madre, alguien apareció en casa con un horno para hacer pan, de esos eléctricos, en los que se meten todos los ingredientes y en un par de horas: listo.
Pero como ya dije alguna vez, no soy muy hábil con las máquinas. Abrí la caja por curiosidad. La primera mirada. Me pareció una computadora. La segunda, husmee hacia adentro, para ver qué me deparaba la tecnología. La tercera: es demasiado grande para mi mesada. Ocupará mucho lugar en la cocina. La cuarta mirada: el librito de recetas. Maravilloso. Ya lo instalé. Verifiqué tener todos los ingredientes y estoy lista para usarlo.
En resumen. Me dio todas las impresiones que quise que me diera. Pero me pudo el recetario. Eso no significa que vaya a usarlo. O sí.

No hay comentarios: