jueves, 30 de julio de 2009

Los recuerdos de Alfonsina

Alfonsina tenía más de 80 años cuando me contó su historia. Estaba feliz con la vida que tenía. Pero tuvo que romper varios mandatos paternales para conseguirla. "Tenés que hacer lo que el corazón diga" sostenía, después de haber vivido en contra de lo que la sociedad exigía y, en su círculo más íntimo, padres y hermanos.
Iba al baile acompañada de su madre. Y tenía la suerte de ir, porque estamos hablando de la época en que las chicas no hacían más que dar vueltas por la plaza para divertirse y llevarse el saludo de uno que otro galán. Pero no había muchacho que le interesara.
"Todos acartonados", decía. No era lo que quería. Toda su ilusión estaba en el terreno baldío que había quedado entre algunas casas en el Este mendocino. Pasaba todos los días, con la cabeza gacha. Mirarlos estaba prohibido. Menos aún dirigirles la palabra.
Sin embargo ella, estaba como embrujada por el gitano. Lo espiaba desde la ventanilla del ático de su casa, transformado en la pequeña biblioteca de su padre.
Por las noches, sentía los sonidos. Las fiestas ahí, cerca, pero lejos, eran distintas. Un día, le dijo a su hermana, que aunque le costara la vida las disfrutaría. Fue así, que descalza, portando un camisón de frisa blanco, adornado por un par de trenzas negras que caían sobre sus hombros, colocó la escalera contra el muro y trepó tan rápido que no le quedó aire para quejarse por los raspones que se hizo en las rodillas al caer.
La voz gruesa frente a su cara la hizo tambalear mientras se incorporaba. Pensó que Don Manuel, su papá, la había descubierto. Sin embargo, ahí estaba, extendiéndole la mano en un convite hacia su sueño, el gitano. Bailó con ella, hasta que las botellas quedaron vacías. Alfonsina, tuvo los pies sangrantes de saltar sobre la tierra, de bailar enardecida, por mucho tiempo. Pero guardó el recuerdo por mucho más. En silencio.

1 comentario:

Nena dijo...

Gracias por hacerme emocionar. Y Gracias a Alfonsina.