viernes, 23 de octubre de 2009

La novia de mi marido

De nada había servido que todas trataran de alertarla. Hacía oídos sordos a las insinuaciones. Hasta que un día, muy suelta de cuerpo y de palabras Bibiana afirmó frente a todas sus amigas: “¡Pero claro que lo sé! No soy ingenua. Sólo trato de parecerlo. Sé su nombre. Donde vive. Y cuánto gasta mi marido en ella.
“También sé que el celular apagado por reuniones importantes es la excusa. Y que los viajes repentinos para participar de congresos no son otra cosa que pequeñas lunas de miel. Pero saben una cosa, yo tengo su apellido, su tarjeta de crédito, un auto nuevo cada año, un viaje a cualquier destino cuando quiero y tiempo suficiente para buscar amigos.
“Chicas es sencillo –les dijo-, ella maneja sus horarios, su mente, su vida y, sin saberlo, libera la mía”.
Bibiana había dejado atónitas a la mitad de las mujeres que la escuchaban y desatado la envidia del resto.

2 comentarios:

Katy dijo...

Demasiado egoísmo y muy poco amor propio conformarse solo con cosas materiales. ¿no crees?
Un abrazo

Anónimo dijo...

No sólo mujeres hay así, que se conforman con tan poco aumque parezca mucho lo material.... También hay hombres que aunque la otra, la novia o (como quieran llamarla)... los hace sentir completos, únicos... siguen en está vida por el que diran o quizas por un compromiso ilógico.
Me encantaron las historias.... Suerte!