miércoles, 3 de junio de 2009

Siete años de mails

Así como con Mecha logramos una vida compartida mediante las cartas, con Gaby seguimos compartiendo vía mail. Aunque, a veces, el teléfono ayuda. Especialmente en esos momentos en que una extraña las voces, las risas, los modismos. Cosas que también te puede dar un mundo virtual, a través de un cámara, pero que no satisface como el cara a cara. Los tiempos no son los mismos. Las miradas llegan distintas y las voces entrecortadas.
Pero así como con Mecha (texto anterior) pudimos mantener años y años de cartas de puño y letra, con Gaby podemos mantener textos interminables que salen desde el alma y pasan por un enérgico teclear en la máquina, para que nada se olvide o quede para la próxima misiva. Todo es inmediato. Y aunque en algunas oportunidades extrañe la llegada del cartero con cartas, agradezco poder tener cerca a los que quiero y están lejos con solo hacer un clic en enviar.

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