
Pero así como con Mecha (texto anterior) pudimos mantener años y años de cartas de puño y letra, con Gaby podemos mantener textos interminables que salen desde el alma y pasan por un enérgico teclear en la máquina, para que nada se olvide o quede para la próxima misiva. Todo es inmediato. Y aunque en algunas oportunidades extrañe la llegada del cartero con cartas, agradezco poder tener cerca a los que quiero y están lejos con solo hacer un clic en enviar.
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