sábado, 30 de mayo de 2009

La culpa la tiene tu mujer

Cuando estaba a punto de tener a mi hijo, con todos los temores que carga una madre añosa, como nos denominan a las que estamos cercanas a los 40, decidí visitar la clínica donde tendría a mi bebé. Disconforme con algunas cosas que me habían pasado hasta el momento y tratando de saber cómo sería la atención, la que por aquel entonces era la jefa de obstetras y directiva del nosocomio, luego de que yo le hiciera varias preguntas me dijo "pero cuál es el problema, si al fin y al cabo este será un parto más". Eso ya me hizo ruido.
Semanas después el tiempo del embarazo estaba cumplido y el niño ni daba señales de nacer. Entonces le consulté al doctor con el que me había hecho todos los controles la posibilidad de someterme a una cesárea, con la certeza de que él estaría allí llegado el momento. El consideraba que no sería necesario, porque yo estaba físicamente bien para afrontar un parto normal.
Pero el tiempo pasaba y no habían novedades. Ya con contracciones y trabajo de parto fui a buscarlo. Pero se había ido de viaje. Entonces recurrí a otro profesional, quien decidió una internación para realizar un parto inducido.
Ingresé a la clínica a las 10 de la mañana y comenzaron el proceso. Ni el goteo ni la las drogas utilizadas para la inducción daban resultado ya cerca de las 21. Entonces, comenzaron los pedidos de madre desesperada, y las idas y vueltas de partera, enfermeras y médicos, frente a una madre temerosa por la salud de su hijo y la propia. ¿A que no adivinan cuál fue la respuesta de esta doctora cuando mi pareja, que ya a esa altura pedía explicaciones desesperadamente?. Fue esta: "Mirá, la culpa la tiene tu mujer, por haber engordado más de 20 kilos". Desde la sala de preparto la escuché y les aseguro que si no hubiera sido por la complejidad del caso, las sondas y la mar en coche, hubiera pegado el salto de la cama para defenderme con uñas y dientes. Terminé en el quirófano con dos médicos especialistas, un anestesista, la partera, la pediatra y la jefa. Al parecer no era un parto más. Yo viví una mala experiencia y esta señora terminó siendo directora de un hospital.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

ES COMUN QUE NOS TRATEN DE QUEJOSAS PERO UNA MUJER Y MEDICA DEBERIA PENSAR COMO MADRE. ADEMAS LOS PROFESIONALES DE LA SALUD DEBERIAN SABER CONTENER A LAS PERSONAS, A ALGUNOS ES MEJOR PERDERLOS QUE ENCONTRARLOS.

Federica dijo...

El parto es un momento tan mágicamente poderoso, que todo lo que pasa alrededor de él es a lo grande: la gente es muy comprensiva, generosa y paciente, o es muy agresiva, celosa y egoísta. Esta mujer que vos contás, está desconectada de su madre interior y de su femineidad. No podía verte como la madre que estaba dando a luz, trayendo vida a la vida, no podía ver ese momento como único e irrepetible, maravilloso y brillante. La que se lo pierde es ella, es una pobre mujer.
Sería bueno saber el nombre y la institución que dirige o dirigía, para nunca pedir su ayuda.

Anónimo dijo...

Por Dios decime en donde y quien es para no ir!!
Esa doctora tiene que aprender a quedarse callada!
Mandala al frente!