viernes, 8 de mayo de 2009

Las niñas pobres no tienen sorpresas

Hoy me crucé con un señor que realiza distintos trabajos en las casas, pintura, plomería, techos, arreglos varios. Con un dejo de tristeza, pero ilusionado por el cumpleaños de su hija, me contaba: "Sabe señora que ando como loco buscando que alguien le lleve un desayuno a mi nena que cumple quince. Quiero sorprenderla desde temprano. Pero no consigo quién me lo haga". Le dije que habían muchas miniempresas que se dedicaban a eso. Incluso le ofrecí una revista barrial para que sacara algunos números telefónicos. Con una sonrisa en la cara me dijo: "se lo agradezco, pero ya llamé a todos".
¿Qué pasó, le dijeron que tenía que pedirlo con mucha anticipación?, mencioné. "No señora -respondió- cada una de esas mujeres que hacen los desayunos me dijo que no podían llevarlo, porque mi casa queda en un barrio peligroso. Zona roja vio, donde vivimos los de ingresos bajos".
Sin embargo, no iba a darse por vencido. Me dijo que creía haber encontrado la solución. Junto con un amigo, pasaría la tarde preparando el desayuno para despertar a su hija. Sin dudas, él le dará una historia para recordar.

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