jueves, 28 de mayo de 2009

Volver a la infancia

A veces, cuando más responsabilidades tenemos terminamos sumergidas en un mundo rutinario hasta el hartazgo. Todo lo hacemos corriendo y con horarios prefijados. Pero si aprendés a disfrutar de las cosas simples, te aseguro que lográs momentos mágicos.
Últimamente, gracias a mi pequeño hijo, he vuelto al mundo de las manualidades. Jugar con colores, papeles, plasticola, fideos secos, lanas, goma eva, purpurina, témperas, plastilinas, me ha permitido cambiar algunas fórmulas y volver a sentirme niña. Incluso, me he reconocido creativa y poseedora de cualidades olvidadas entre computadoras, escritorios y bonos de sueldo.
Esto de volver a observar con ojos de niña, en algunas ocasiones, permite descubrirse como adulta.
Recobrar olores, aromas, sonidos, canciones y sensaciones, de aquellos tiempos en que nuestra ignorancia sobre cientos de cosas era nuestro camino a la felicidad; dejar de ser un títere de la sociedad por un instante y transformarte en la hacedora de muñecos de medias, telas, goma espuma y darles vida a través de tus manos para arrancarle la carcajada a tu hijo; volver a meterte en una caja de cartón que simula una nave espacial para llegar a la luna o perder la rigidez para subirte al caballo imaginario que simula una escoba, son cosas que te demuestran que volviendo a ser pequeños niños podemos ser grandes adultos.

No hay comentarios: