viernes, 18 de septiembre de 2009

Mi hija es una traidora

Tere es contadora. Su esposo arquitecto. Su hijo siguió los pasos de su padre y su hija está a punto de recibirse de abogada. La familia perfecta. Al menos ella así la veía.
De lunes a viernes actividades programadas. Horarios establecidos. Todos bajo un mismo techo. Los sábados por la mañana al club. Al medio día un almuerzo familiar; y por la tarde y noche cada cual atiende su juego.
El domingo, a misa. Siempre fue así. Y Tere estaba segura de que lo seguiría siendo. Como lo había sido desde que sus tatarabuelos llegaron de España.
Hasta que un día su nena mimada, quien ya cargaba con veintitantos, le contó que había conocido a alguien. Que estaba fascinada. Y que creía haber encontrado en él a su compañero ideal.
Pues al parecer se sumaría alguien más a la familia. Tenían que verle la cara. La facha como dicen los tanos. Pero la hija demoraba el encuentro. Tere se impacientaba. Llevaban meses saliendo y nada.
Hasta que llegó el día. En forma casual se encontraron. “Mamá, papá, les presento a Fabio”.
Tere no podía salir de su asombro. Su hija había elegido. Claro estaba. Había optado. Y había decidido cambiar las reglas. Soportaron un café juntos. No hubo muchas palabras. Sí algunos anuncios. “Papis, el mes que viene nos vamos a vivir juntos”.
Tere llegó a su casa. Tomó el teléfono y llamó a su terapeuta: “Doctor, mi vida es una porquería. Mi hija es una traidora. Se va a vivir con un artesano. De esos que hacen pulseritas en la plaza”.
Tere no acepta ni aceptará esa relación. Casi no visita a su hija. Ahora está algo ocupada. Dice que su hijo la necesita demasiado, y piensa que ya es tiempo de buscarle una linda chica para que no dependa tanto de ella.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi hija se casó con un hombre que practica otra religión. Y tengo que admitir que me cuesta digerir la situación. Es una buena persona. Pero las costumbres son distintas.

Anónimo dijo...

A veces las madres por querer lo mejor para nuestros hijos nos volvemos pesadas. Pero también en algún momento de la vida tenemos razón.

Anónimo dijo...

Sé que a mi mamá no le gusta mi novio. Incluso trata de entrometerse o me llena la cabeza a cada rato. Prefiero equivocarme y volver a empezar no como muchas que se quedan con esa familia ideal que es de mentira.
Tati

fher dijo...

Está tan bien escrito que no logro distinguir realidad de ficción. Me gustó. Te sigo.

Gabriela Moreno dijo...

Gracias fher por tu comentario y por seguir el blog. En verdad, como está anunciado al principio de la página, las historias son reales. Al menos mantienen su base. El resto es parte de la redacción.