jueves, 3 de septiembre de 2009

Blanca y radiante

Hace unos días, la mamá de dos niñas pequeñas me sorprendió con su pregunta: ¿Cómo hacés para tener la camisa impecable? Bajé la vista hacia mi ropa y era cierto, estaba blanca y radiante. Pero no tuve respuesta.
Su curiosidad era lógica, ya que sabe soy madre de un niño pequeño; y era una tarde de calor, con párvulos jugando a nuestro alrededor, al aire libre, mientras comían sandwiches, piononos con dulce de leche y chocolate, y todo lo que les gusta a los niños. Sin embargo, seguí sin tener una explicación para darle.
Horas más tarde, estaba fregando la camisa de mi hijo, manchada con pinturas de colores y restos de comida; la que le había quitado puntillosamente, luego de haberlo traído a casa como quién anda evitando encuentros cercanos de todo tipo. La incógnita estaba develada.

No hay comentarios: