lunes, 10 de agosto de 2009

Si ladran Sancho, señal que cabalgamos

Todas pensamos diferente. Y en las diferencias suelen cobijarse la crítica, la adulación, el engaño, la envidia, etc., etc., etc. El mundo femenino es maravilloso. Siempre habrá algo para comentar.
Si algunas mujeres nos mantenemos en silencio, somos criticadas. Si hablamos, también.
Si nos expresamos demasiado somos unas charlatanas insoportables. Si lo hacemos menos, sumisas o ignorantes.
Si no estamos a la moda o no poseemos determinadas costumbres somos "grasas" (término patético, para diferenciarnos de quienes marcan tendencias, subidas en el carruaje de soy la mejor). Si tratamos de sumarnos, seguro seguimos siendo "grasas".
Si no nos arreglamos, por el motivo que sea, somos dejadas. Si nos arreglamos demasiado somos superfluas, ridículas, desubicadas, gatos, payasas, etc., etc., etc.
Si asomamos la cabeza por encima de otra con aires de reina somos chirusas. Si la escondemos somos nadie.
Si no nos destacamos en el trabajo somos inútiles. Si nos destacamos somos la amante del jefe.
Si tenemos una buena idea, seguro se la copiamos a alguien. Si no la tenemos, somos huecas.
Blanco o negro. Negro o blanco. En algún momento pertenecemos a alguno de los dos bandos. Y bue... si ladran Sancho, señal que cabalgamos.

2 comentarios:

Pato dijo...

Negra, la bandera del barrio la llevamos siempre en el corazón, ja,ja,ja.
Nos llegan a decir chetas y nos quemamos como los vampiros al sol, ja,ja,ja.

Anónimo dijo...

El problema es que siempre estamos atentas al que dirán...
Por qué no tratamos de ser nosotras mismas siempre. Eso sería bueno de todos, mujeres y hombres, y creo que ahí dejaremos de medirnos por cosas realmente superfluas. Cariños.