
Si algunas mujeres nos mantenemos en silencio, somos criticadas. Si hablamos, también.
Si nos expresamos demasiado somos unas charlatanas insoportables. Si lo hacemos menos, sumisas o ignorantes.
Si no estamos a la moda o no poseemos determinadas costumbres somos "grasas" (término patético, para diferenciarnos de quienes marcan tendencias, subidas en el carruaje de soy la mejor). Si tratamos de sumarnos, seguro seguimos siendo "grasas".
Si no nos arreglamos, por el motivo que sea, somos dejadas. Si nos arreglamos demasiado somos superfluas, ridículas, desubicadas, gatos, payasas, etc., etc., etc.
Si asomamos la cabeza por encima de otra con aires de reina somos chirusas. Si la escondemos somos nadie.
Si no nos destacamos en el trabajo somos inútiles. Si nos destacamos somos la amante del jefe.
Si tenemos una buena idea, seguro se la copiamos a alguien. Si no la tenemos, somos huecas.
Blanco o negro. Negro o blanco. En algún momento pertenecemos a alguno de los dos bandos. Y bue... si ladran Sancho, señal que cabalgamos.
2 comentarios:
Negra, la bandera del barrio la llevamos siempre en el corazón, ja,ja,ja.
Nos llegan a decir chetas y nos quemamos como los vampiros al sol, ja,ja,ja.
El problema es que siempre estamos atentas al que dirán...
Por qué no tratamos de ser nosotras mismas siempre. Eso sería bueno de todos, mujeres y hombres, y creo que ahí dejaremos de medirnos por cosas realmente superfluas. Cariños.
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