viernes, 21 de agosto de 2009

Maldito photoshop

Cuando veía fotos de las mujeres de antaño, usando trajes de baño que les llegaban hasta las rodillas, pensaba: Que cosa horrible. Pobres, ir a la playa con tantos vuelos y tapadas hasta media pierna. (Actualmente, sólo he visto hacer eso a algunas gitanas, que hasta se meten al mar con pantalones).
Pero hoy en día, cuando vuelvo a toparme con alguna de esas viejas fotografías pienso distinto. Que felices serían. No se hacían ni medio problema. ¡No importaba la celulitis!
Maldito photoshop, si no hiciera magia en centenares de revistas mostrando colas, piernas y panzas perfectas, ninguna tendría que empezar a preocuparse en primavera por la llegada del verano. Las mujeres y esa manía que tenemos de estar espléndidas, aunque en el fondo sabemos que no todo es posible.
Bueno, al fin y al cabo, cada cual es como es y al que no le guste que no mire. Y si miran no debería importarnos. Dejé los pensamientos sobre el maldito photoshop y las fotos de Paparazzi y me lancé a ver un poco de televisión.
Vaya maldita suerte. Ahí estaba la promoción del instituto que en siete días, usando el súper gel, te deja como nueva. Entonces, cambié de canal. Tal vez un poco de chusmerío del espectáculo me sacaría el tema de la adiposidad de la cabeza. Y ahí estaba, el conductor de programa de chimentos mostrando a la chica con el aparato de electromusculación pegado a las caderas.
Busqué un canal sobre viajes. Y ahí estaba, la tanda, con la venezolana poniendo sobre sus piernas una especie de sopapa masajeadora, para sacar la celulitis.
¡Basta ya!, me dije. Me voy a dar una vuelta y de paso consigo un poco de alcohol en gel, antes que se venga el rebrote de la gripe A. Entré en la farmacia y, adivinen, ahí estaba, el exhibidor con la crema. Sí, la crema anticelulitis. Y volví a pensar en que bien la debe haber pasado mi abuela y en el maldito photoshop.

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