jueves, 6 de agosto de 2009

Los niños y los borrachos...

Mi hijo comienza a marcarme defectos. Y eso no es nada, lo más grave es que empieza a compararme con su novia. Si a sus tres años ya quiere imponerme sus gustos, tendré que tener en cuenta distintas opciones. O me llamo a silencio. O me hago la tonta. O tengo en cuenta eso de que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad.
-Mamá tenés las lolas muy grandes...
-(silencio)
-No te hagas ese peinado. Colita no. Dejate suelto.
-¿Por qué?. Yo me hago lo que quiero.
-Nooo, no me gusta.
-Ponete este collar.
-Amor ese no. Y dejá que me arregle tranquila que se hace tarde.
-¿Te vas a pintar?
-Si, tesoro, pero no me persigas por todos lados. Andá a jugar un ratito.
-¡Ponete esté, dale éste!
-No, mi amor, ese no. ¡No quiero ponerme ese!
-Bueno, tranquila. Te quiero mucho.
-Yo también te quiero mucho.
- Pero mi novia es más linda que vos.

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