domingo, 24 de mayo de 2009

La mona, aunque se vista de seda...

Hace un par de días me crucé en la calle con una mujer que conozco hace varios años. No somos ni fuimos amigas. Compartimos algunos espacios y momentos. Pretendía saludarla. Sólo un hola. No daba para más. Pero no encontré su mirada detrás de sus grandes anteojos. Cuando llegué a casa, lo comenté y encima la critiqué. “¡Pero quién se cree que es; porque iba forrada en botas de cuero hasta las rodillas color bordó, con sacón de cuero bordó y porque solamente su cartera paga una cuota de colegio de un chico y porque ahora anda en 4 x 4, ni me mira! ¡Qué le pasa. Si es más de barrio que yo!
Entonces, la persona a quien yo le estaba hablando me dijo: “Ah, pero te gustó todo lo que llevaba puesto! Y no voy a mentir. Era un poco estrafalario para las 9 de la mañana. Pero le quedaba muy bien. Tal vez si no hubiese ido vestida así, ni la hubiera notado.
Entonces me di cuenta que, hace algunos años, había pasado por esa etapa. También había gastado altos porcentajes de mi sueldo en ropa cara y linda. Muy cara. Y, en verdad, caminaba distinto. Y hasta llamaba la atención, igual que aquella vieja conocida hace unos días.
Pero algunas veces la vida te deposita en otras realidades. Te plantea cambios y vos te planteas mucho más de lo que esperabas. Y cuando no sabés qué ni cómo ni dónde, empezás a "inventar y reinventar", a "hilvanar y deshilvanar", a "tejer y destejer", tu yo. Y si lográs algo en el proceso es bárbaro.
Yo logré entender que podía verme y sentirme bien tanto con prendas caras como con las baratas de Famularo o Balbi. Pude desprenderme de un personaje creado. Dejar el circuito laboral, aunque la plata faltara. Cambiar las salidas nocturnas por sentarme a mirar ballenas. Dejar de ir a teatros para caminar por la playa. Dejar los Ricky Sarkani por las ojotas. Y sentí que tenía razón el refrán: "la mona aunque se vista de seda mona queda”. No voy a ser hipócrita, me encantaría usar varios modelitos de diseño, pero esta vez sería distinto. Sería sabiendo que, definitivamente, lo esencial es invisible a los ojos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Gabriela, te conozco y siempre me pareciste una mujer de primera, con ropa cara o sin ella. Siempre me pareciste una de las personas más sinceras que he conocido en mi vida. Y sé por alguna amiga que además sos la más leal, pero también sé que no perdonás la traición. Y eso te hace como sos. Una mujer o mina con todas las letras. Bienvenida a tu tierra nuevamente.

Anónimo dijo...

Me sumo al comenterio anterior, cuando te necesité siempre estuviste, independientemente de lo que llevaras puesto. Graciassssssssssssss

Anónimo dijo...

yo no soy su amiga pero una vez me hizo una nota y tengo que decir que la atencion que me prestó y cómo me trato hizo que la recordara siempre. Sin duda eso es parte de su esencia.

Anónimo dijo...

Che que culo digo que suerte tuvo tu conocida del barrio pasó a la 4X4, ja,ja,ja será KK