domingo, 26 de abril de 2009

El gimnasio, el teléfono, el marido, el novio amante

El marido de Marisa le había pedido que fuera a un gimnasio de mujeres. No soportaba la idea de que algún hombre mirara su cuerpo, siempre ajustado por calzas y musculosas escotadas que dejaban ver sus siliconas.
Marisa había accedido a su petición. Buscó un gym para chicas. Su esposo la dejaba en la puerta todos los lunes, miércoles y viernes, a las 8. Ella entraba, saludaba, se miraba en cuanto espejo encontrara y desaparecía hasta las 9.30.
No es necesario aclarar que Mari no se ejercitaba en el gimnasio. Y tenía una coartada que era increíble. Antes de bajarse de la camioneta de su cónyuge dejaba caer su celular debajo de los asientos. Entonces, ella siempre afirmaba, si trata de ubicarme va a decir "uy, se dejó el celu acá". Pero, por las dudas, siempre antes de salir, se arrimaba a alguna de las profes y en tono muy bajito, para que ninguna de las demás escucháramos, le decía dónde iba a estar.
Un día Marisa se separó. No, no vayan a creer que de su marido. Fue de su novio amante. Llegó a la clase y dijo "No lo aguanto más. Es un tarado. No me hace caso en nada. Además es muy pendejo".
Desde ese momento, a Mari ya no le hizo falta el gym y nosotras no la vimos más.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Al parecer el celoso marido no contemplaba la posibilidad del engaño.
Hábil la moza, no???
La del celu es maravillosa....

Anónimo dijo...

Marisaaaaaaaaaaaaa que geniaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! Si lo que sobra es imaginación, ja,ja,ja

Anónimo dijo...

te felicito gaby por volver a tu pasión. Lo hacés muy bien. abrazo al franquito, de parte de "dorita"

romanella dijo...

suprema gaby como siempre las mujeres superan a los hombres en mentiritas me gusto lo del celu,ya encontraras un nuevo gimnasios,jajaj.