domingo, 26 de abril de 2009

Mujeres al teléfono

Esta me pasó a mí y cada vez que me acuerdo no puedo parar de disfrutarla. Conocía a todas las empleadas de la empresa donde trabajaba mi pareja, porque yo había sido miembro del staff durante seis meses. Una tarde llamé por teléfono y me atendió una de ellas; y pedí por él, quien era su jefe.
Cuando la susodicha me preguntó quién le habla, dije mi nombre de pila. La muy despistada me confundió con otra colega que quería pasarse de otra empresa a esa. El diálogo, en el que incluiré las palabras fulana y mengano para no herir susceptibilidades, fue más o menos así:
-Hola (no decía más que eso cada vez que atendía)
-Hola , estará fulano
-Sí, ¿quién le habla?
-Gabriela
-Eh qué hacés atorranta, así que te querés venir a trabajar con nosotros…
-¿Quién te dijo eso?
(hasta este momento yo no me había dado cuenta que ella estaba confundida)
-Y, viste que acá todo se sabe…Que bueno que vengas ché, lástima que a trabajar con este pelotudo, que se le ocurren cada cosas raras y encima quiere que cumplamos el horario y ya ni me puedo escapar a mi casa a tomar mate.
-Ah mirá vos…
-Encima acá te pagan mal y los pibes son unos nabos y una termina siendo la única que labura. Pero está bueno que te quieras venir acá.
-Fulana, habla Gabriela Moreno, me podés pasar.
¡Qué no hubiera dado por verle la cara!

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