
Cuando la susodicha me preguntó quién le habla, dije mi nombre de pila. La muy despistada me confundió con otra colega que quería pasarse de otra empresa a esa. El diálogo, en el que incluiré las palabras fulana y mengano para no herir susceptibilidades, fue más o menos así:
-Hola (no decía más que eso cada vez que atendía)
-Hola , estará fulano
-Sí, ¿quién le habla?
-Gabriela
-Eh qué hacés atorranta, así que te querés venir a trabajar con nosotros…
-¿Quién te dijo eso?
(hasta este momento yo no me había dado cuenta que ella estaba confundida)
-Y, viste que acá todo se sabe…Que bueno que vengas ché, lástima que a trabajar con este pelotudo, que se le ocurren cada cosas raras y encima quiere que cumplamos el horario y ya ni me puedo escapar a mi casa a tomar mate.
-Ah mirá vos…
-Encima acá te pagan mal y los pibes son unos nabos y una termina siendo la única que labura. Pero está bueno que te quieras venir acá.
-Fulana, habla Gabriela Moreno, me podés pasar.
¡Qué no hubiera dado por verle la cara!
-Hola (no decía más que eso cada vez que atendía)
-Hola , estará fulano
-Sí, ¿quién le habla?
-Gabriela
-Eh qué hacés atorranta, así que te querés venir a trabajar con nosotros…
-¿Quién te dijo eso?
(hasta este momento yo no me había dado cuenta que ella estaba confundida)
-Y, viste que acá todo se sabe…Que bueno que vengas ché, lástima que a trabajar con este pelotudo, que se le ocurren cada cosas raras y encima quiere que cumplamos el horario y ya ni me puedo escapar a mi casa a tomar mate.
-Ah mirá vos…
-Encima acá te pagan mal y los pibes son unos nabos y una termina siendo la única que labura. Pero está bueno que te quieras venir acá.
-Fulana, habla Gabriela Moreno, me podés pasar.
¡Qué no hubiera dado por verle la cara!
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