viernes, 21 de mayo de 2010

Siete días cada tres meses

La escalera mecánica llevaba a Lourdes siempre al mismo lugar, la puerta de embarque hacia el próximo vuelo con destino a Francia. Al pie quedaba Ernesto, algo acostumbrado a pasar una semana sacando comida del freezer y esperando que alguno de sus hijos tuviera algunas horas libres para regalarle. Le habían advertido que no lo visitarían mientras ella estuviera en la casa.
Si bien él sentía que había quedado opacado tras su escritorio en el Banco de la ciudad, estaba orgulloso de su puesto jerárquico y de que su actual y joven mujer hubiera logrado construir de la nada la empresa que le daba forma a su creatividad. La imaginaba mezclando colores y texturas, que luego vestirían los cuerpos esculpidos de aquellas afroditas conquistadoras de pasarelas y gigantografías publicitarias, y olvidaba por completo cuántas veces había pensado que ella se cansaría de sus gustos y costumbres. De sus sesenta y pico de años y de sus rebeldes canas.
Y cada noche de ausencia se planteaba qué eran siete días en su vida, cada tres meses, si Lourdes le había devuelto la sensación de estar flotando entre nubes. La extrañaba, claro, pero eso la hacía amarla más.
La sexta mañana sin su joven y actual mujer que había logrado construir de la nada un imperio, lo despertaba de un salto tras los golpes en la puerta de entrada. Pensó que Lourdes había planeado sorprenderlo y sabiendo que nunca se llevaba las llaves corrió a su encuentro.
El paquete con medias lunas calientes apareció antes que la silueta de su hija mayor sin darle tiempo a entender la escena.
-¿Qué sucede? Es demasiado temprano. ¿Ha pasado algo?
-Nada. Sólo quería verte. Y aprovecho que no hay Moros en la costa.
-¿A esta hora?
-¿Qué hay de malo? Llego justo para desayunar.
Mientras el aroma del café molido inundaba la cocina la hija dejaba escapar frases a borbotones.
- ¿Papá te dije que empecé a tomar clases de tango?
-No y no te imaginaba haciéndolo.
-Yo tampoco. Pero es como una terapia. Me distraigo. Conozco gente y escucho historias.
-Que seguramente vienen de unos cuantos viejitos aburridos…
-Pará ¡No seas prejuicioso! El tango no es sólo para viejitos.
-Entonces serán historias de jóvenes presumidos intentando perfeccionarse.
-Algunas sí. Otras no tanto. Hoy, por ejemplo, he escuchado a dos mujeres alborotadas por la actitud de una amiga, que habiéndose tomado un vuelo a Méjico ha engañado a su marido diciéndole que iba a Francia, a comprar materiales para su empresa. E incluso se había dado el gusto de enviarles por mail una foto que se tomó en la playa con su amante.
La mañana número siete lo sorprendió a Ernesto algo ensombrecido. Lourdes abrió la puerta y entró revoleando sus zapatos y quejándose del cansancio. Fue hasta la habitación y se lanzó sobre la cama con una bolsa llena de regalos. Él miró a su mujer actual y joven y volvió a pensar en todo lo que había logrado de la nada.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Aquì hay dos historias de mujeres, una de la embustera y la otra de la hija que no tuvo empacho en despacharse con el comentario...

Abuela Ciber dijo...

Suele suceder.

Te dejo cariños con el deseo de buen fin de semana.

Mercedes Pinto dijo...

Un texto muy ameno y bien escrito. Así que la hija va a visitar a su padre tan temprano para sembrar la duda en él, pero ella no sabe que el amor que le tiene a su compañera está por encima de las dudas. Aunque la historia fuese verdad, y su joven esposa hubiese ido a Méjico, él prefiere obviar antes de perderla.
Un abrazo.

Katy dijo...

Muy bueno Gabriela, la hija resentida que no perdona y siembra la duda, y envenena el ambiente. Una duda que dejas sin resolver.¿Será verdad lo del engaño?
Cada uno puede pensar que si es cierto por la juventud de la mujer y que no porque es fiel y ama las canas de su esposo. Yo opto por la última, me gusta más. Al fin y al cabo podría dejarle para siempre. El imperio que montó de la nada es suyo.
Besos y buen finde

Anónimo dijo...

Hola Gaby!! Un excelente relato amiga. Atrapante. Historias que pasan. Triste pero de una realidad que hace pensar en las actitudes de las personas.
Feliz finde amiga!!
Besossssss

Mirian dijo...

Atreverse al amor a pesar de los prejuicios de la edad, acompañar en el exito, aprender a esperar,saber convivir entre historias y prehistorias que hacen trastavillar un presente.
Muy bueno...