sábado, 5 de junio de 2010

La niña de las sandalias rojas

Rita cerró los ojos tratando de concentrarse. Sólo necesitaba un segundo para acomodar sus pensamientos. Ya le había sucedido antes. La mente quedaba en blanco y no recordaba hacía dónde se dirigía.
Tenía una técnica que la ayudaba a salir del nubarrón. El primer paso era volver al punto de partida. Recorrer nuevamente el camino. El segundo, que usaba sólo si fallaba el previo, era bajar sus párpados y respirar profundo. Dejarse llevar.
Esa mañana, sin resultados inmediatos, pasó a la fase dos. En medio de la silenciosa oscuridad ocular, apareció la imagen de una niñita atractiva, llamativa. Enfocó mejor y percibió los colores. El verde manzana predominaba en la falda larga y acampanada, atravesada por tres franjas negras horizontales, adornadas con rombos bordados en terracota.
El blanco de la blusa contrastaba con los tostados hombros descubiertos, sobre los que descansaban -como resortes a punto de saltar- los prolijos bucles negros. Rita posó un instante su mente en los ojos marrones de la niña, sabiendo que una tropical y anaranjada flor la atraparía.
La imagen estaba tan clara en su mente, que Rita no necesitó volver a recorrerla para asegurarse de que la pequeña estaba usando sandalias rojas. Supo a quién estaba viendo y hacia dónde apuntaba ese recuerdo.
Inspiró y exhaló con fuerza antes de abrir los ojos. Cuando lo hizo estuvo segura de que en su diminuto viaje hacia la calma, el pasado le recordó lo que buscaba. Un poco de libertad infantil atesorada, antes de salir a la jungla urbana que la teñía de gris.

6 comentarios:

Mercedes Pinto dijo...

¿Buscaba tal vez reconciliarse con su niñez? Qué tarea más difícil, pocos lo consiguen.
Un relato precioso.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Hola Gaby!! Maravilloso y real relato amiga. A veces cierro los ojos para que esa niña de la infancia me regale la calma que hace tiempo no encuentro. Me sentí tan identificada con tus palabras.
Feliz fin de semana!!
Besosssssss

Katy dijo...

Hola Gabriela, creo que todas llevamos en el recuerdo una imagen de esa niña que dejamos atrás. A veces es necesario echar la vista atrás y recuperar esa imagen, para asegurarnos de que no la hemos perdido. Ella nos ayudará a seguir caminado...
Besos

Airama dijo...

Cuando sentimos miedo, necesitamos volver a un momento de calma, de bienestar. Nos hace bien y podemos seguir el camino.
Bonito espacio
Un abrazo

Historias de Mujeres dijo...

Mercedes: Creo que buscaba algo que le permitiera volver a sentirse libre.
Gracias por pasar.
Saludos.

Gaby: veo que es un ejercicio màs común de lo que una cree.
Un gran cariño.

Katy: es cierto lo que decís, las niñas y niños interiores suelen ser muy poderosos.
Cariños.

Airama: estoy de acuerdo con vos. Gracias por tus palabras y bienvenida.

Abuela Ciber dijo...

Pase a saludarte dejandote deseos de buena semana

Cariños