jueves, 28 de enero de 2010

La mariposa celeste

Temía convertirse en una imagen de la Sara bíblica si miraba hacia atrás en busca de alguna respuesta. Pero, a la vez, quería adquirir una poción mágica que le diera la dureza suficiente para enfrentar un futuro en el que se veía acorralada.
No se animaba a dar ni un solo paso. Ni siquiera a mirar hacia un costado. El olor, pesado e indefinido, la perturbaba y llevaba hacia alguna cueva. Extendiendo los brazos trataba de abrirse camino con las manos, ciega, sorda y muda.
El laberinto se desdibujaba en su cabeza, cuando un golpe suave sobre su pecho la sacó del letargo. Sacudió algo con sus manos sin saber qué era. Y miró. Creyó sentir, en el medio del silencio, el esfuerzo de unas alas surcando el calor intenso. Bajó sus párpados para evitar el furioso haz de luz que se colaba entre las hojas del Olmo. Volvió a mirar pensando que alucinaba. Las había visto anaranjadas, amarillas, blancas, pero jamás celestes.
En un simple parpadeo la perdió. Se movió hacia un lado y hacia el otro. Giró 180 grados. Inclinó la cabeza hacia arriba a la izquierda. Luego a la derecha. Ya no estaba. Se había alejado, pero no sin antes haberla sacado del pánico carcelario que la tenía encerrada entre dos baldosas. Sin un movimiento. Sin nada.
Hoy mientras esconde una cana, entre su cabello oscuro, con sus manos manchadas por el paso del tiempo, siente la llegada de un derrumbe. La quietud revuelve en el pasado y con una firmeza insospechada su mente le devuelve la imagen de la mariposa celeste, aquella que con su corta vida le dio a ella una diferente.

3 comentarios:

Pluma Roja dijo...

Los recuerdos permanecen. Más, si nos han impresionado. La certeza del paso del tiempo nos inmoviliza. Quizás un leve momento nos torna a la realidad.

Interesante relato, lo leí dos veces no lo captaba.

Un beso. Saludos cordiales.

Katy dijo...

Hola gabriela, por eso no es muy conveniente echar la mirada hacia atras, porque es paralizante. Los recuerdos tanto si fueron hermosaos comos si no siempre duelen. hay que vivir el presente y buscar la mariposa azul en el hoy de cada día.
Me encanto la construcción de tu relato.
Besos y buen finde

Anónimo dijo...

Hola Gabriela!! Me encantó el texto. Es real, lo expresás muy bien ese sentimiento paralizante. Me gustó mucho.
Besossssss