
Al despedirse, tras un afectuoso saludo, quedaron en llamarse y la ahora ama de casa, Roxana, quiso ser amable con su ex colega:
-Te venís a casa un día y te preparo algo rico para comer.
-¿Cocinás?
-Sí.
-No te imaginaba...
-Bueno, es algo normal. La gente suele cocinar...
-Ah, pero para eso tenés que tener tiempo. Bueno, aprovechá vos que sos una mantenida.
Los labios de Roxana liberaron una sonrisa algo tenue, tras el rótulo que estaba recibiendo. Ni siquiera intentó contestar. Se le hacía tarde para la cita con el médico. Pensó en tomar un taxi, pero después de mirar el reloj se dio cuenta que si caminaba rápido llegaría a tiempo. Estaba acostumbrada a "correr" todo el día. Y así fue. Estuvo a la hora señalada.
El especialista, si bien no los conocía, pensó que ya que iban juntos, aunque tuvieran distintos turnos y fueran por diferentes razones, podrían ingresar a la consulta al mismo tiempo y los invitó a hacerlo. Primero la atendió a ella. Y cuando estaba redactando la receta advirtió: “Mire a esta medicación no la cubre la obra social. Le saldrá un poco cara. Bueno a usted no. A él, que va a tener que pagar”. Una vez más alguien confundía su rol como mujer. Y una vez más pensó que no valía la pena contestar. Pero ya había perdido la sonrisa.
3 comentarios:
¿Acaso no lo pensó antes? Pobre Roxana, pero lamentablemente ella escogió, tal vez se apresuró un poco... pobre mantenida, jajaja. Me encantó.
Besos
Hola Gabriela, se podría escribir un tratado de sociología y de psicología sobre este controvertido tema y rol de la mujer. Pero te aseguro que en cualquier caso tanto la "Mantenida" cómo la "Relizada" están manipuladas y además la reañizada tiene ambos roles de trabajo uno fuera y otra en casa que haces las veces de mantenida.
Conozco cientos de casos... Lo que pasa es que ya se les ha ido de las manos a todos el asunto.
Un beso
A veces tiene uno la sensación de que avanzamos como los cangrejos, hacia atrás.
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