
Nada le atraía más que asomarse a contemplarlo por las mañanas. No podía ver otra cosa. Su mirada se fijaba sólo en el añoso manzano, como si alguna fuerza extraña la obligara a observarlo.
Trataba de adivinar cuántos niños habrían jugado bajo su sombra. Cuántas historias de amor habría cobijado. Y cuántas tormentas soportado.
El color de sus hojas en otoño le recordaba aquel que alguna vez había tenido su cabello. Y cuando la primavera volvía a vestirlo con flores era capaz de percibir la savia recorriendo cada uno de sus brazos, como alguna vez ella había sentido correr, alborotada, la sangre por sus venas. María Inés admiraba la vida a través de ese árbol. Creaba historias. Hasta había sido capaz de dibujar en su mente al hombre que cavó la tierra para plantarlo. Le otorgaba la imagen de aquel novio al que dejó por pensar que no le daría una buena vida. Podía inventar, las veces que quisiera, grandiosas reuniones familiares con los hijos que nunca quiso tener. Todos gritando y saltando, tratando de alcanzar la gruesa soga que, anudada en la rama más recta, rodeaba la tabla de madera convertida en hamaca.
Y María Inés sabía que ya no tendría tiempo de ver el bosque. Sólo el manzano, desde la ventana del geriátrico, le daba la vida que nunca había querido tener.
14 comentarios:
Hola Gabriela una narrración con añoranzas. Por eso hay que hacer lo que uno desea si entra en sus posibilidades mientras se pueda, para no tener que añorar desués nada y decir como Nerudo: "Confieso que he vivido"
Besos
Katy: y lo peor puede ser añorar lo que nunca se tuvo. Gracias por pasar. Buen fin de semana.
GM
Hola Gabriela!! Me encantó amiga. Añorar lo que se tuvo trae melancolía pero añorar lo que no se quiso tener, mucha tristeza.
Besosssss
Gabriela: es cierto tocaya, por eso hay que seguir el consejo de nuestra amiga Katy.
Saludos y un muy buen fin de semana.
GM
Es triste para todos menos para tu personaje, creo.
Una forma extraña de elegir la vida.
Genial historia!
Besos
Fher, dicen que hay de todo en este mundo. Pero esta mujer elegió y hoy vive con eso.
Saludos y gracias por pasar.
Gabriela
Un texto precioso, me ha encantado. Me parece una manera maestra de evocar la vida a través de un viejo manzano. Además contarnos como los sueños te pueden mantener vivo en la más absoluta soledad. El manzano que María Inés divisaba por su ventana la mantenía viva.
Enhorabuena.
Un abrazo.
Mercedes: así es. Ella había elegido y luego vivido con sus decisiones a cuesta.
Muchísimas gracias por tu comentario y por pasar por aquí.
Gabriela
Leerte con agrado, sientiendo al final esa tristeza que da la certeza.
Cariños
Abuela Ciber gracias por pasar y dejar tus palabras. Me agrada tu blog y te sigo.
GM
Bueno, en primer lugar, feliz cumpleblog, Gabriela.
Cómo pesan las decisiones desde esa ventana, ¿verdad?. Tendremos que arriesgarnos más para no tener que inventarnos las historias que no vivimos.
Muy bueno Gabriela.
Un beso. Walden.
Walden: muchas gracias por tus saludos. Y es muy cierto lo que decís sobre el texto.
Un saludo grande.
GM
Me ha gustado mucho la historia, la forma de contarla y el argumento. Enhorabuena por tu blog. Pasaré a menudo por aqui.
Un abrazo desde el otro lado del charco.
Clo.
Clo: gracias por pasar y por tus palabras. En cuanto pueda me doy una vuelta por tu blog.
Saludos.
GM
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