domingo, 28 de marzo de 2010

La cosecha

Le hubiera resultado más sencillo sentir temor a perderlo todo, como en otro tiempo. Pero el despertar había sido distinto. La humedad se filtraba por la vieja ventana de madera, junto con su olor, anunciando el aguacero.
Habría sido más fácil declararse cansada y no mover ni un solo músculo dolorido. Sin embargo, saltó de la cama cuando la primera piedra dio de lleno contra el vidrio.
Descalza tomó una frazada y se envolvió. Estaba dispuesta esta vez a dar batalla. La tormenta no mataría su esfuerzo.
Llegó hasta las hileras, embolsó en una arpillera los frutos más rojos, sin sentir el dolor que el granizo se había propuesto lanzarle sobre su espalda.
Hundió sus pies en el barro. Abrió sus dedos entumecidos para espantar las hojas que entorpecían el paso por los surcos y arrastró la bolsa hacia el galpón que oficiaba de cocina; al mirar hacia atrás vio como el trabajo realizado por manos curtidas se perdía.
Sin derramar lo obtenido y menos aún una lágrima encendió el fuego, mientras el hilo de agua que brotaba de la canilla se llevaba la tierra, dejando fluir el rojo furioso de los frutos. Los tomó. Los partió. Quitó las semillas y comenzó la alquimia.
El aroma que empezó a soltar el dulce le devolvió la calma. Sólo llenó seis frascos. No serían en absoluto suficientes para pasar el invierno. Pero serían, sin duda, los mejores de la peor de las cosechas.

11 comentarios:

Katy dijo...

Hola Gabriela,esta vez me he perdido. Me gusta lo que has ecrito pero quitando lo del granizo me han venido a la mente varias ideas...
Besos y que tengas una linda semana

Anónimo dijo...

Hola Gabriela!! Me encantó. Es verdad no alcanzaría para pasar el invierno, pero no había perdido todo.
Besosssssss

Anónimo dijo...

Es una historia que se repite en nuestra Mendoza, perder la cosecha que se busca con tanto esfuerzo y sacrificio es terrible. Pero siempre se vuelve a empezar.

Anónimo dijo...

Creo que las mujeres fuertes de las fincas son las ancianas. No me imagino a las chicas de hoy en día, soportando el granizo para salvar la cosecha. Un aplauso para nuestras fuertes viejitas que saben defender su cosecha.
Martin

Mercedes Pinto dijo...

¡Me ha encantado! Precioso relato, muy bien escrito y con mucho sentimiento. Me alegro de haber venido.
Un lujo venir a esta casa a leer.
Un abrazo y hasta pronto.

Historias de Mujeres dijo...

Katy: no sos la única a la que le ha pasado, pero si esto ha hecho que varias ideas lleguen a tu mente ya hemos logrado algo :)
Feliz finde para vos también.
GM

Historias de Mujeres dijo...

Gabriela: como siempre gracias por tus palabras. Me alegra que pases por aquí.
Feliz finde.
GM

P/D: tu blog ha quedado muy lindo.

Historias de Mujeres dijo...

Anónimo es cierto lo que decís. El que trabaja la tierra y pierde todo por la inclemencia climática simpre vuelve a empezar.
Saludos y gracias por pasar.

Anónimo (Martín): me gustaría pensar que en mi tierra tanto ancianos como jóvenes entienden el significado del esfuerzo.
Gracias por tu comentario.

Historias de Mujeres dijo...

Mercedes: muchísimas gracias por tus palabras. Alegra leerlas. Bienvenida a Historias.

Anónimo dijo...

Gabriela es la primera vez que leo tu espacio, es hermoso.
Un beso

Historias de Mujeres dijo...

Anónimo: muchas gracias, espero que no sea la última y que bueno que te guste.
GM