jueves, 1 de diciembre de 2011

Hacia la libertad

Presa de sus pensamientos, en búsqueda de libertad no percibió el mal tiempo. De nada le serviría permanecer en un lugar en el que ya no tenía espacio. Comenzó a deshacerse de algunas cosas a las que llamaba viejas, casi de manera inconsciente. Primero algunos papeles ya amarillos, luego crayones partidos, pinceles, revistas, incluso zapatos y trajes que adoraba pero habían permanecidos quietos, en el mismo sitio durante años, como algunos de sus logros y sus sueños.
Rutinaria al extremo, no había notado cuántas cosas ya estaban fuera de su mundo, como si su otro yo las hubiese arrojado hacia la nada sin pedir permiso. Y mientras eso sucedía llegó la tormenta que había ignorado.
Las gotas eran tan pesadas que no hubo paraguas que pudiera detenerlas. Y ella ya estaba afuera, en medio de la nada. Justo frente a la libertad sin techo.